jueves, 4 de noviembre de 2010

ENSAYO SOBRE LA CORRUPCIÓN EN MÉXICO

ENSAYO SOBRE LA CORRUPCIÓN EN MÉXICO
Según el periódico Milenio: “En el Índice de Percepción de la Corrupción 2010, México se ubicó en la posición 98 de 178 naciones”. Añade Antonio Garrigues Walker “la corrupción en México es un problema tan importante y negativo como el narcotráfico, es un arma más en esta guerra de poderes, que afecta la imagen del país y debilita el sistema social de una manera brutal”. México comparte aire y suelo corrupto; ojos y oídos inermes; sangre y ruptura funesta: hundidos todos en el agua de corrupción. ¿Qué lleva al hombre a corromper sus placeres propios? Deseo y exclamación. El mexicano trasciende la corrupción: es la corrupción. La corrupción no es sino, esa mentira ignorante que nos lleva a caminos oscuros, caminos de esclavitud y precipicio. Moneda, billete, puestos: nepotismo funesto. ¿La corrupción hace al hombre? ¿El hombre hace la corrupción? México: país acostado en la cama vulnerable del crimen y la mentira. Humo y guerra. La guerra es con nosotros mismos, con nuestro cambio de identidad. Nos encontramos inermes a todo el contexto en nuestros días. El mexicano puede jactarse de sus corruptos bolsos y sus corruptos condiscípulos: los mexicanos destinan hasta 8% de su ingreso para cometer actos de corrupción y en promedio las familias dan entre 138 y 500 pesos al año en mordidas. Y sí: somos la mordida. La corrupción tiene la forma de una mordida iracunda: sus dientes muerden intensamente, su lengua traspasa los límites, los labios ya no tienen el poder. ¿Culpas? Somos culpas. Culpas de estirpe indígena y española. Nuestra confianza trasciende a una corrupción sin límites. Nuestra cultura occidental, una cultura-civilización opima en evocaciones históricas: una independencia y una revolución. ¿Independencia de la misma corrupción? ¿Revolución hacia y de qué? Insulso es el mutismo del mexicano a la hora del juicio brioso, su silencio es la corrupción. Siendo joven, lo observo todos los días: semáforos traidores, dialéctica hipócrita, policías mórbidos, adolescentes inescrutables: mexicanos temporales. Tenemos décadas de corrupción y crimen oneroso; mentiras y retiros; cultura y civilización: ruptura de la pistola. ¿De dónde eclosiona la corrupción, no sólo en nuestro hemisferio, en todos los intersticios misteriosos del mundo? La mentira y la verdad; posible e imposible. Siendo bebés, niños, adolescentes, adultos y viejos: la corrupción mordida nos muerde y nos come a todos. El deseo está hambriento de dinero y de poder. Satisfacción y trémula avidez. ¡Qué necesaria se vuelve a veces! ¿Cuántas notas, discursos, fotos, palabras no se han dicho acerca de esto? Comunicador social: no hablaré de mi responsabilidad, mejor hablaré de un mundo en el que nos encantaría vivir, nos encantaría tanto, que no lo queremos: lo evadimos. Revulsión y revelación: la corrupción mexicana y sus mexicanos. ¿Civilización humana? ¿Cultura histórica? Caminamos por senderos y ventanas cultas. Soñamos con una sociedad civilizada. Reflexionamos acerca de nuestro pasado, de cómo se ve el presente y que forma sideral tendrá dibujado el futuro, así es nuestra cultura y civilización.
 Las tradiciones pueden ser distorsionadas, pero el tiempo es inasible como el amor de sueños insondables y que exuda felicidad en los labios. Una tradición tan mexicana como el crimen y la corrupción. Ojos de mentira, oídos de marañas mitómanas.  El ritmo de la prosa, es tan parecido como el de la sangre… ¿El ritmo de la corrupción es tan parecido como el de un temblor? ¿Cómo el de un huracán? ¿Cómo el de un hombre? Me quedan libros por leer, fotos por observar, hombres por vivir… Es tarde, iré por la cena.

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