jueves, 11 de noviembre de 2010

CERVANTINO 2010

Las cuerdas cervantinas de la mandolina
I.             Mientras voy durmiendo
¿Fue lunes? Sí. Los nervios me tocaban todo el cuerpo. El dormir un día antes de salir me alivio un poco la ansiedad. Desayuno e ida. Al llegar a la escuela, las voces de mis compañeros deseaban entrar al autobús y comenzar el nuevo viaje: el viaje hacia las cuerdas cervantinas de la mandolina. Mochilas indemnes, cámaras con ojos, frío de témpanos vivientes. Extrañeza y comienzo. Las llantas comienzan a caminar y las primeras instrucciones son dadas. Me siento en mi lugar, me pongo los audífonos de negro oído y voy por la ciudad de México como por la fúlgida música: sintiendo cada sonido de ella. Patriotismo, Indios Verdes, hasta llegar a la primera caseta. Cielo azul, nubes de humo, vidrios transparentes y coches como el tiempo. Comencé a pensar un poquito en ella… ¿Qué estará haciendo? Sus ojos, su boca eterna. ¡Sus manos tibias de transparencia! No sé ni por qué… Bueno mientas iba durmiendo –o eso creía estar haciendo- un agradable profesor de cabellera larga, oscura y una voz indescriptible me comenzó a tratar. Excelencia y felicidad. “El maestro” –así lo llamé todo el viaje- me platicó qué enseñaba, y algunos gustos. Luego veía el Sol: ella se veía estática en el jugo del Sol… Pero mis ojos ahora forman parte de la carretera y los sueños de mis compañeros mientras iban durmiendo. Una hora: nada. Dos horas: bostezos y cantos. Tres horas: el hambre palpa el cuerpo y la orina comienza sus gritos amarillos hacia el endeble cuerpo. Cuatro horas: Parada y barbacoa. Cinco horas: ¡Llegué a Guanajuato! Las montañas son los cercos protectores de la ciudad. Sus túneles pétreos, sus banderas de hilos gloriosos, su Sol coruscante como la misma emoción que sentí: todo mientras voy durmiendo…
II.           Primera noche: la noche de las 35 o 40 estrellas
…No hubo noche: sólo alcohol, algunas presentaciones, unas miradas opuestas. ¿Éramos 35 o 40 alumnos de la Universidad? Aparte de eso, pensaba un poco en la tempestad de la noche en los otros rincones del país… Por cierto, nunca en mi vida había dormido con tantas mujeres.
III.         La parte secular de las cuerdas cervantinas
Aún no comenzaba el FIC. Pero si los paseos por sus rincones ignotos y sus avenidas de amor fugaz. ¿Rincón del beso? Me volví a acordar de ella, esa mirada alabastrina… y de otras más. El Teatro Juárez, tiene la kinetica de estar en la antigua Roma. Caminar, caminar, caminar. Fotos, recuerdos. Consumismo. El crepúsculo se acercaba, tenía que apresurar el ritmo de las cuerdas. Comí en una fonda, donde en esa fonda, existían otras fondas, donde existían otras fondas en la fonda anterior a la fonda, en la misma fonda, se abren más fondas y fondas. La fonda donde comí. Consomé de pollo y flautas. Rico… ¡Hora de ir a la casa! Estaba realmente cansado, ahora el sueño me tocaba todo el cuerpo: ella era el sueño. Escuché las voces de mis compañeras… Algo había sucedido. Mi sueño, no me dejó despertar para ver qué ocurría. Sinceramente estaba sensacional. Al amanecer lo supe: El alcohol, no. Más bien, la inaceptablemente estúpida ansiedad o no sé, pero algo se hizo presente en una compañera. Tristeza y exclamación. Esa noche pareció como un siglo. Las cuerdas se sentían muy tensas…
IV.         Guanajuato es Tangokinesis, ¿colombiano o chileno?
 Soy mexicano. El Tango argentino, la cumbia colombiana y los boldos chilenos. En Guanajuato, el día de la inauguración, las tres células se conjugaron. La noche era lóbrega, pero el ritmo la hizo toda una pista de baile. Las voces se abrían, los píes temblaban, los signos parpadeaban: las cuerdas cervantinas de la mandolina cimbraban cada rincón del universo. Vestido de gala, aunque los huesos se me congelaban a media calle. Al concluir, me fui a la casa. Ese día conocí a dos niñas de sonrisas largas, energía similar a la de un foco: sinceramente me agradaron bastante. Ana y Majo. Trabajamos juntos todo el viaje. Encuestamos, comimos y bebimos. Las cuerdas se aflojaban un poco, se afinaban para que el viaje fuera una melodía memorable. “El maestro” y sus consejos, la luna con los suyos, los ebrios también. Muros, paredes, guacamayas de aguacate, mimos trémulos. La arenga de la noche se hizo eterna. Esa vez no encontraba mis oídos: estaban en el centro, escuchando las cuerdas cervantinas.
V.           Transcurso de los días más veloces que el sonido
…Tiempo, tiempo, tiempo. Pasó el tiempo en el FIC, y yo seguía caminando sobre las cuerdas cervantinas de la mandolina…

jueves, 4 de noviembre de 2010

ENSAYO SOBRE LA CORRUPCIÓN EN MÉXICO

ENSAYO SOBRE LA CORRUPCIÓN EN MÉXICO
Según el periódico Milenio: “En el Índice de Percepción de la Corrupción 2010, México se ubicó en la posición 98 de 178 naciones”. Añade Antonio Garrigues Walker “la corrupción en México es un problema tan importante y negativo como el narcotráfico, es un arma más en esta guerra de poderes, que afecta la imagen del país y debilita el sistema social de una manera brutal”. México comparte aire y suelo corrupto; ojos y oídos inermes; sangre y ruptura funesta: hundidos todos en el agua de corrupción. ¿Qué lleva al hombre a corromper sus placeres propios? Deseo y exclamación. El mexicano trasciende la corrupción: es la corrupción. La corrupción no es sino, esa mentira ignorante que nos lleva a caminos oscuros, caminos de esclavitud y precipicio. Moneda, billete, puestos: nepotismo funesto. ¿La corrupción hace al hombre? ¿El hombre hace la corrupción? México: país acostado en la cama vulnerable del crimen y la mentira. Humo y guerra. La guerra es con nosotros mismos, con nuestro cambio de identidad. Nos encontramos inermes a todo el contexto en nuestros días. El mexicano puede jactarse de sus corruptos bolsos y sus corruptos condiscípulos: los mexicanos destinan hasta 8% de su ingreso para cometer actos de corrupción y en promedio las familias dan entre 138 y 500 pesos al año en mordidas. Y sí: somos la mordida. La corrupción tiene la forma de una mordida iracunda: sus dientes muerden intensamente, su lengua traspasa los límites, los labios ya no tienen el poder. ¿Culpas? Somos culpas. Culpas de estirpe indígena y española. Nuestra confianza trasciende a una corrupción sin límites. Nuestra cultura occidental, una cultura-civilización opima en evocaciones históricas: una independencia y una revolución. ¿Independencia de la misma corrupción? ¿Revolución hacia y de qué? Insulso es el mutismo del mexicano a la hora del juicio brioso, su silencio es la corrupción. Siendo joven, lo observo todos los días: semáforos traidores, dialéctica hipócrita, policías mórbidos, adolescentes inescrutables: mexicanos temporales. Tenemos décadas de corrupción y crimen oneroso; mentiras y retiros; cultura y civilización: ruptura de la pistola. ¿De dónde eclosiona la corrupción, no sólo en nuestro hemisferio, en todos los intersticios misteriosos del mundo? La mentira y la verdad; posible e imposible. Siendo bebés, niños, adolescentes, adultos y viejos: la corrupción mordida nos muerde y nos come a todos. El deseo está hambriento de dinero y de poder. Satisfacción y trémula avidez. ¡Qué necesaria se vuelve a veces! ¿Cuántas notas, discursos, fotos, palabras no se han dicho acerca de esto? Comunicador social: no hablaré de mi responsabilidad, mejor hablaré de un mundo en el que nos encantaría vivir, nos encantaría tanto, que no lo queremos: lo evadimos. Revulsión y revelación: la corrupción mexicana y sus mexicanos. ¿Civilización humana? ¿Cultura histórica? Caminamos por senderos y ventanas cultas. Soñamos con una sociedad civilizada. Reflexionamos acerca de nuestro pasado, de cómo se ve el presente y que forma sideral tendrá dibujado el futuro, así es nuestra cultura y civilización.
 Las tradiciones pueden ser distorsionadas, pero el tiempo es inasible como el amor de sueños insondables y que exuda felicidad en los labios. Una tradición tan mexicana como el crimen y la corrupción. Ojos de mentira, oídos de marañas mitómanas.  El ritmo de la prosa, es tan parecido como el de la sangre… ¿El ritmo de la corrupción es tan parecido como el de un temblor? ¿Cómo el de un huracán? ¿Cómo el de un hombre? Me quedan libros por leer, fotos por observar, hombres por vivir… Es tarde, iré por la cena.